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Decálogo de malas prácticas políticas

Breve diccionario de fechorías electorales

por

cerosetenta


21.02.2018

Ilustraciones: María Elvira Espinosa Marinovich

Estar en tiempos electorales significa tener que oír a periodistas, expertos y pseudo expertos hablar en una jerga por momentos ininteligible. En el país que ha acuñado términos como narcopolítica, yidispilítica, mini-miti, parapolítica o falsos positivos hace falta hacer un curso rápido de lenguaje para poder entender realmente de lo que se está hablando y no correr el riesgo de repetir términos que no entendemos. Así que hemos diseñado este breve diccionario compacto sobre diez términos que definen algunas de las peores prácticas de los candidatos en campaña.

La Mermelada

La ironía radica en que la expresión Mermelada, en su nacimiento, no tenía una connotación negativa pues su inventor, Juan Carlos Echeverry, la utilizaba para hacer referencia a que las regalías debían repartirse de manera uniforme en todas las regiones, como la mermelada en una tostada. ¡Yum!

La trashumancia electoral

Para las próximas elecciones, según la MOE, los lugares de mayor riesgo de trashumancia electoral están en la frontera con Venezuela (Norte de Santander, Santander y Arauca) al igual que la Costa Atlántica.

 

El aval electoral

Algunos partidos eximen de este examen a sus precandidatos, los cuales, generalmente, terminan inhabilitados, en la mayoría de casos por problemas con la justicia. Por ejemplo, en la últimas elecciones, Opción Ciudadana, la U, el Partido Liberal y Conservador fueron los partidos con mayores avales otorgados a candidaturas inhabilitadas. 

 

 

El clientelismo

El clientelismo es más que el intercambio de favores extraoficiales y presupuestos. Esto se produce, generalmente, en sistemas electorales en los que no existe una tradición de disciplina de partidos o la política se encuentra mediada por el caudillismo electoral.

En palabras más sencillas, si un candidato o candidata quiere llegar a ser elegido senador o senadora necesitará un promedio mínimo de 40.000 votos aproximado. Los caudillos electorales de diferentes regiones podrían poner “cuotas” de votos a cambio de puestos o presupuestos políticos, creando una red clientelar.

 

El caudillismo o mesianismo político

Estos ‘Caudillos’ del siglo xxi se caracterizan por un discurso emocional, se legitiman a través de la historia, la religión, el odio, entre otros. No se confunda, existen de todos los colores e ideologías.

A continuación algunos ejemplos:

«Yo no vine a hacer pobres a los ricos sino ricos a los pobres.» Gustavo Petro, Campaña presidencial 2010.

“Nos lo están metiendo con vaselina”  Alejandro Ordóñez Maldonado, sobre el Marco Jurídico para la paz. 2013

“El único ‘hacker’ que yo necesito, es el ‘hacker’ de mi afecto, para interceptar el corazón de mis compatriotas…” Álvaro Uribe Vélez, 2014, sobre el caso del hacker en la campaña presidencial de Oscar Iván Zuluaga. 

 

La maquinaria

Así, lo que determina quién tiene mayor influencia política no es aquel con las mejores propuestas, sino al que le deban más favores. Y como si fuera poco, el dinero, fraude electoral y asociación con grupos armados ilegales, entre otros, se convierten en los mecanismos efectivos para obtener resultados favorables. Esta estructura florece en temporada electoral y, como motor de Lamborghini, es la encargada de que el candidato/ta llegue a sano y salvo a su cargo de preferencia. Si no le queda del todo claro, remítase a leer el caso particular del candidato a la presidencia, Germán Vargas Lleras.

La publicidad ilegal

Aunque el Consejo Nacional Electoral regule juiciosamente la publicidad exterior visual destinadas a difundir propaganda electoral, los aspirantes a cargos políticos se saltan las reglas establecidas, poniendo cuantas vallas y anuncios puedan. Tal es el sentimiento de quererse sentir como rockstars, que hasta algunos ex funcionarios destituidos por la Procuraduría se siguen valiendo de la publicidad exterior para mantener vivo su público electoral.

El proselitismo político

En épocas electorales, el proselitismo es el pan de cada día pues abundan intentos que buscan cambiar las preferencias políticas de las personas en favor de este u otro candidato. Hay, también, proselitismo religioso. Si no entiende muy bien de lo que estamos hablando, favor remitirse a la labor del exprocurador, perdón, procurador anulado Alejandro Ordóñez, durante los siete años que estuvo en el Ministerio Público.  

La compra y venta de votos

No confundir con venta de botox, aunque cumpla la misma función de mantener jóvenes a los políticos dinosaurios. El voto se paga con cuantías de diferente denominación, desde tamal y lechona, hasta ministerios, embajadas y representaciones en el exterior, todo depende del cliente.

 

La democracia de las firmas

Algunos jóvenes políticos han intentado usar este mecanismo: Vargas Lleras, Ordóñez, Fajardo, Pinzón, Petro, Ramírez, De la Calle y más de 15 candidatos. ¿Por cuál de ellos firmó?

 

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