La controversia sobre la relación entre la JEP y el Teatro Petra inició con un reportaje en la Revista Semana que puso en debate un contrato de 197.800.000 pesos que tenía como objetivo la realización de la obra teatral Mantener el juicio. En el reportaje se cuestionaba la supuesta relación entre los integrantes del teatro y el presidente Gustavo Petro.

Ante la polémica, los directores del Teatro Petra han defendido la obra argumentando su valor artístico, la exhaustiva investigación que implicó, el hecho de que se trató de una coproducción en la que la compañía invirtió una suma considerable de sus propios recursos, y que la obra aborda las complejidades del proceso de justicia transicional, presentando diversas perspectivas y contradicciones, sin la intención de exaltar únicamente a la JEP. 

El debate parece confundir al petrismo con la labor de la JEP, como si el Acuerdo de Paz fuera obra del presidente actual, o como si querer revelar los hechos de la guerra e investigar, juzgar y sancionar los delitos más graves cometidos en el contexto del conflicto armado colombiano por todas las partes involucradas (que son funciones de la JEP) fuera un acto parcializado. Del texto de Semana leemos entrelíneas una posición que vale la pena cuestionar: la idea de que el arte está desligada de unas condiciones materiales de producción. 

Hablamos con voces del medio para entender lo que dicen las preguntas detrás de las preguntas.

Lucas Ospina l Artista y escritor

¿De qué vive un artista?

El contrato entre la JEP y Teatro Petra emerge como un caso a destacar en el panorama laboral cultural colombiano, estableciendo un precedente fundamental al formalizar derechos laborales en un sector históricamente precarizado. Este modelo contractual materializa precisamente las demandas del sector cultural contempladas en la Reforma Laboral. Sin embargo, este avance legislativo enfrenta obstáculos significativos: el 11 de marzo de 2025, ocho senadores de la Comisión Séptima, en concierto y bajo la batuta de poderosos intereses gremiales y empresariales, firmaron una ponencia para archivar definitivamente el proyecto de ley.

La coyuntura actual revela una paradoja política fascinante: mientras el Gobierno Petro busca revitalizar la iniciativa legal mediante una consulta popular sobre derechos laborales, la oposición, al bloquear estas reformas, inadvertidamente fortalece el posicionamiento del gobierno al entregarle las banderas de la agenda laboral y convierte este tema en un potencial eje central para futuras contiendas electorales.

El caso del Teatro Petra no representa una simple anécdota administrativa, sino un modelo tangible de implementación de los principios que la reforma busca instituir de manera generalizada para todo el sector cultural y donde el actual Ministerio de las Culturas en los últimos tres años ha intentado organizar la casa luego del cóctel anticlimático de cuatro años de «Economía Naranja» del Gobierno Duque y su parranda de advenedizos.

Manuela Valdiri l Productora artística

Para mí en esta polémica de la coproducción entre la JEP y el Teatro Petra me ha parecido muy valioso poder mostrarle al público que desconoce (la polémica nos lo ha demostrado) lo que puede llegar a costar una producción.

Una obra que tiene un equipo de 15 personas con 8 actores en escena cuesta unos 300 millones de pesos en su primera temporada: hay que hacer todo de ceros. Este debate pone la lupa en los números y nos permite, como sector, empezar a cuestionarnos sobre nuestros presupuestos. ¿Estamos pagándole bien a los artistas? ¿Estamos reconociendo su trabajo? ¿Los teatros, las instituciones están pagando lo que cuesta la función o constantemente regateando? ¿Nos estamos regateando también nosotros mismos para que nos compren? La polémica a mí me gustaría mucho que continuara en abrir el debate sobre la dignificación del trabajo del artista que no vive de amor y agua fresca, no es un hobby, es su profesión y sería completamente normal poder vivir de ello.

Isabel Cristina Díaz Moreno l Historiadora del Arte

Las posibilidades del debate siempre deben ser celebradas. Sin embargo, la calidad del mismo es lo que en este caso resulta cuestionable. La puesta en escena propuesta por los medios de comunicación Semana y Blu Radio resulta lamentable, ya que parte de la desinformación. Más allá de esto, lo importante son los signos de vida que demuestra el hecho de que una obra de teatro incomode.

Cuestionar una estrategia de comunicación de la JEP, bajo la excusa hipócrita de malgastar un presupuesto, desconoce el valor ampliado del arte que la misma institución implementó desde su inicio y que para muchas ciudadanas y ciudadanos será históricamente la única manera de acceder a una revisión necesaria del conflicto armado en Colombia.

Pedro Adrián Zuluaga l Periodista y escritor

Me gustaría defender que exista vigilancia y periodismo sobre presupuestos culturales porque creo que no hay mucho periodismo de investigación al respecto y lo debe haber, como en cualquier otro frente de la vida pública. Pero creo que la sustancia de la discusión tiene que ver con un interés de muchos sectores sociales y que aquí está siendo instrumentalizada con mucho cálculo, y es convertir el arte en algo intrascendente y eso pasa por disociarlo de su valor económico.

Se impone la idea de que cualquier relación entre arte y dinero corrompe al arte, pero detrás de eso se está queriendo decir que el arte es suntuario, es un adorno y es ornamental y que como tal no cuesta nada. No tiene ningún valor económico. Me parece que desde el sector artístico debemos oponernos radicalmente a esa idea, de que el artista, por ejemplo, es un trabajador no calificado, que es un hippy o que lo hace por hobby o que debe estar agradecido de poder hacer arte. Esto está completamente disociado de unas condiciones materiales de producción. Me parece que ese es el debate importante.

Creo que es importante recordar siempre que el hecho de que el Estado o una institución patrocine una obra artística o a un grupo de artistas no subordina esa obra a volverse propaganda ni del Estado ni de la institución ni de ninguna ideología preestablecida. Creo que las obras artísticas toman posición política y no tiene por qué serles prohibido, pero entre tomar posición política y la propaganda sí hay una distancia grande. Me parece que el arte ha recorrido un largo camino para desvincularse de estar subordinado en términos ideológicos a su patrocinador, cualquiera que esté sea.

Jenny Diaz Muñoz l Curadora independiente

Tengo preguntas, preguntas que me generan este tipo de noticias, ¿Por qué la JEP financia obras de teatro u otras producciones artísticas? ¿Por qué las instituciones del Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición financian producciones que buscan concientizar sobre su trabajo y aportes a la transformación del país?

Creo que debemos sobrepasar el sensacionalismo de los titulares de revistas como Semana y más bien entender cuál es el lugar del arte en este proceso de justicia transicional y en esta búsqueda que tenemos de la tan anhelada y tan nombrada paz.

Los montos presentados o financiados por la JEP hacia un teatro, hacia una producción artística como esta, son los montos normales ($50.000 dólares de financiamiento que corresponden a más o menos a los 197 millones de pesos). Es un monto normal de lo que costaría una producción teatral teniendo en cuenta que es un año de investigación, producción, pago de actores, puesta en escena, ocho funciones. Creo que el problema es que estamos acostumbrados a precarizar al arte de a los artistas.

El arte claro que puede manifestarse frente a situaciones de su presente, situaciones políticas. Es decisión de él hacerlo o no. Celebro que el gobierno apoye producciones sobre el conflicto, pero también apoyo y solicito que se apoyen producciones que apelen al juego, a la imaginación como antídoto para imaginar otros futuros posibles.

Alejandro* l Creador escénico

Cuando se muestran esos precios así de forma tan general no se está teniendo en cuenta todas las actividades que se realizan en el marco de un proceso de creación teatral. Esto tiene que ver con el pago de artistas, que no son solamente los actores y el director, sino todas las labores de producción que se requieren para crear una obra escénica por lo menos de mediano formato: escenógrafos vestuaristas, maquilladores, técnicos de luces, de sonido, etcétera. Me parece que no hacer un desglose de ese presupuesto teniendo en cuenta estos temas, no deja ver el panorama completo sobre el uso presupuestal. También hay que ver la cantidad de horas que se invierten tanto de forma individual como colectiva para un proceso de creación de este tipo.

¿Por qué la JEP no podría apoyar un proceso de creación teatral?

No solamente lo hizo la JEP, lo hizo la Comisión de la Verdad, que de hecho la Comisión sí que hizo un montón de activaciones artísticas y culturales alrededor de su trabajo. En ese sentido la JEP, y no solamente la JEP, sino todas las entidades tanto públicas o privadas pueden recurrir a actividades culturales para cumplir sus misionalidades.

Por otra parte, a mí me ha llamado mucho la atención que en redes sociales se mezcla el reclamo por una dignificación laboral con un reconocimiento a una figura en particular, como Fabio Rubiano. Pareciera que en algunos mensajes que yo he leído, la dignificación laboral está atada a un reconocimiento personal y me surge la pregunta de porque tiene que estar atadas, es decir, ¿solamente la dignificación laboral es para figuras reconocidas como Fabio Rubiano?, ¿es necesario que solamente por ser Fabio Rubiano se haga debatible esa condición laboral? o ¿más bien vamos a poner un punto en el debate público alrededor de todos los artistas y no solamente de unos?

*Nombre cambiado a petición de la fuente.