Cielo 1, infierno 0: memes sobre Maradona

Múltiples formas de adicción, situaciones límite y escándalos acompañaron las hazañas de Maradona en el terreno de juego. Así también caídas y levantadas como director técnico de varios equipos caracterizaron su vida después del retiro de las canchas que lo glorificaron como el máximo jugador de todos los tiempos.

por

X. Andrade

Profesor Asociado en Antropología y Coordinador del Laboratorio de la Imagen, Universidad de Los Andes.


30.11.2020

Al inicio del día de su muerte, todo parecía indicar que, una vez más, noticias falsas sobre el deceso de Diego Armando Maradona volvían a circular por los medios. Una docena de veces antes ya había ocurrido lo mismo y nosotros, sus fanáticos, suponíamos que era la última versión de una mala broma que terminaría, una y otra vez, con su grandiosa redención.

Después de escribir, hasta ahora, diez ensayos sobre la circulación de memes humorísticos en tiempos de pandemia, el impulso catártico de los mismos empezó a decaer. Para mí, los memes fueron una suerte de salvavidas pues me brindaron la oportunidad de reír un rato en la mitad de la soledad que signa, para muchos, estos días.

Después de nueve meses de encierro, nada parecía volver a agitar la densidad de estos tiempos mediante los usos del humor. No obstante, una muerte encima de centenares de miles otras rompió todo en un par de días recientes. Esta quizás sea la última operación mágica de Maradona. Su partida, ahora certificada definitivamente por un cuerpo de memes, las huellas más recientes del extraordinario, complejo y contradictorio legado del astro.

Múltiples formas de adicción, situaciones límite y escándalos acompañaron sus hazañas en el terreno de juego. Así también caídas y levantadas como director técnico de varios equipos en distintos horizontes caracterizaron su vida después del retiro de las canchas que lo glorificaron como el máximo jugador de todos los tiempos y el único en haber sido considerado, seriamente, hasta por la antropología como objeto de estudio sobre las masculinidades de las clases populares. Pelusa. El Pibe, La Mano de Dios.

Una vez confirmada la noticia, que hizo quebrar en lágrimas a más de un comentarista deportivo ante el tamaño de la incredulidad, los memes y los stickers se convirtieron en la siguiente, inmediata, encarnación de Diego. Los más notables dan cuenta de la asociación entre su predilección por la cocaína mientras se encontraba en lo máximo de su estrellato, práctica que lo acompañaría siempre y mucho después. El doble estándar del establecimiento –que condenaba a Maradona mientras auspiciaba el consumo ilegal de otras sustancias por debajo de la mesa en todos los deportes– fue objeto primordial de las operaciones meméticas fundamentadas en la ridiculización de toda forma de moralina al respecto.

Cocaína, trago y fútbol: Maradona pasándola bomba en el cielo junto a Pablo Escobar, por ejemplo. Unas bóvedas celestiales que lo recibirían con el mayor despliegue de nubes bajo la forma de las más perfectas líneas inhalables que haya visto la historia. Un cielo que promete ser mucho más divertido que antes, porque nadie duda de que ese es el único destino para Diego después de lo que hizo con sus pies y una pelota en la Tierra.

La institucionalización de formas paganas de culto en su nombre –la Iglesia Maradoniana con sus himnos, mandamientos, eucaristías y rituales — y las múltiples producciones cinematográficas que certifican los propios milagros que hiciera en vida, lo llevaron desde los noventas a los altares. El club italiano Nápoles, que gozó de sus mayores bendiciones en el campo de fútbol, lo consagró al proponerse renombrar su estadio que llevaba, hasta ahora, el nombre del santo patrono de la ciudad.

Maradona no tuvo límites para cualquier cosa que hiciera. Eso informa su doble naturaleza: profana y divina, mundana y celestial, brutal y magnífica. La vida social de su imagen no dejó de brindar sus propias lecciones en estos últimos momentos. El operario de la funeraria en donde sus restos fueron trabajados cuidadosamente mediante las artes tanato estéticas –quien osó tomarse una selfie para intentar pasar también a la historia– al final de ese mismo día había sido ajusticiado por una de las barras bravas del Boca Juniors, el equipo insigne del Maestro. Un mensaje patente sobre que ninguna desacración del ídolo iba a ser bien vista, por ingenua que fuera. El dueño de la funeraria y su hijo, por hacerse otro selfie, están sorteando su turno mientras escribo estas líneas.

Si la violencia acompañó al Maradona héroe en muchas facetas de su vida, también lo hizo en su despedida al haber sido intentada capitalizar por el populista de turno en el poder en su nativa Argentina. La Casa Rosada fue sobrepasada por los fanáticos de su culto, algunos de ellos llegando en peregrinajes extremos desde las provincias más lejanas simplemente para dar cuenta del mar de contradicciones que un niño de un barrio periférico de Buenos Aires, después de haber recibido el mejor regalo en su vida, una pelota, y después de haber dormido toda la noche abrazado a ella, no la volvería a soltar hasta donde ahora se encuentra.

Los memes que rodearan su partida, al reinscribirla en el campo de producción cultural de la narcoestética, dan cuenta del puñado de tensiones que hicieron de Maradona un ser cualquiera y, al mismo tiempo, el único D10S que ha pisado y pisará estas tierras. Su apresurada vida memética así lo comprueba.

¿Qué vidas adquirirás desde tu tumba? ¿Te habrás dado las vueltas después de lo que Fernández, el presidente argentino, hizo de tu velorio? No faltaron las adhesiones cínicas de los populistas que pueblan estas tierras, a los que serviste por el simplismo de tus propias concepciones políticas y el hartazgo, legítimo, frente a las desigualdades del capitalismo. Parte del folklore perverso que te perseguirá porque, indefectiblemente, te van a utilizar de una u otra forma. Felizmente, queda al menos la verdad de las canchas en donde realmente te jugaste. Queda el fútbol. Quedan los goles.

Ahora, ya cremado en el universo memético, reducido automáticamente en el mundo de las imágenes a una montañita de cocaína, lograste escapar de los confinamientos de tu cuerpo y de la política que empieza a usar tu memoria. Tu cuerpo fue una celda, como la del escritor caleño Andrés Caicedo, a quien robo esta metáfora cuando intentaba hablar sobre sus propios dramas, tensiones y contradicciones.

Larga vida sideral, personaje de carne y hueso, te la mereces. Es una lástima que no te juntarás con quienes vamos directo, a falta de méritos, para el infierno. Estos memes y la paradoja que encierra el encapsular a un ícono deportivo en el mundo visual de lo narco, espero, alimenten las sonrisas que acompañaron el delirio del juego cuando, como mis hijos y yo mismo, descubrimos inicialmente una pelota. A veces escapamos de ella y de la cancha en la mitad de una tormenta eléctrica. Otras, logramos coronar un primer campeonato. De cualquier manera, Diego, siempre estuviste presente.

Por lo pronto, el marcador en la cancha de los memes no sorprende en lo absoluto: Cielo 1, Infierno 0. Así lo certifica la Nariz de Dios enviando un relámpago hacia la Tierra.

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X. Andrade

Profesor Asociado en Antropología y Coordinador del Laboratorio de la Imagen, Universidad de Los Andes.


X. Andrade

Profesor Asociado en Antropología y Coordinador del Laboratorio de la Imagen, Universidad de Los Andes.


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