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Angustia por la TV

Luego de la ola de narco-novelas y paraco-novelas llegó el momento de mostrar la otra cara no violenta del país, a lo que se respondió con las bio-novelas y un montón de shows de talento. Ahora, en la época televisiva de la pos-narconovela entra oficialmente la televisión del posconflicto, la cual intentará contar historias de cara al polémico escenario del posacuerdo…. ¿cómo será esta apuesta?

por

Laura Mendoza Sandoval


28.04.2016

El 23 de abril para algunas personas fue un hito en la historia de la feria internacional del libro de Bogotá. La presencia de German Garmedia saturó el recinto ferial, incomodó e indiginó a muchas y sigue sacudiendo las redes sociales con comentarios, críticas, ofensas y opiniones que lo que indican es que hay una angustia por lo que está pasando con «la lectura» en la actualidad (culpando a los jóvenes en algunas ocasiones).  Angustia, temor opresivo sin causa precisa. Angustia por la amenaza al libro (¿es en serio que ésta es una amenaza?). Angustia por la profundidad de los contenidos (un poco trasnochada esta preocupación, este bloguero responde a esta cuestión). Angustia por la ambigüedad de los medios de comunicación y las formas que surgen en un sistema de comunicaciones globalizado, digitalizado y dinámico… y que producen masas de públicos/consumidores que se identifican con sus lenguajes (este es el punto de toda la idea de los medios…)

Es como tener un flashback de la historia negra -en la que se mostraban las tensiones de poder- del arte con los inicios de la fotografía (Baudelaire consideraba a la fotografía como la mortal enemiga del arte). O como la que ha vivido también por décadas  la televisión, a quien toda «intelectual» o «persona seria» critica sin verla o si quiera reflexionar sobre su impacto y oportunidades en la actualidad. Sí. Internet está conquistando el mundo, si es que ya no lo hizo. Pero la televisión todavía tiene lo suyo y aún no está enterrada como lo ha pronosticado Netflix.  Dicho esto voy al meollo del asunto e invito a todas las personas que se despelucaron por un youtuber en la filBo a que vean lo que está sucediendo HOY en la televisión nacional.

Ayer se dio el inicio a la «televisión del posconflicto» en el país. Con el estreno en simultáneo de las dos producciones en prime time, Bloque de Búsuqeda (de RCN) y La Niña (del canal Caracol), quedó muy clara la intención que tiene la televisión privada en seguir diversificando las temáticas y contenidos de sus producciones; alineándose de paso a la apuesta por «el posconflicto». Claro, la televisión ha tenido en su historia de 60 años transformaciones y diferentes apuestas según la coyuntura histórica, lo que las audiencias querían (lo que pensaban que querían), y  lo que las condiciones de producción permitían (tanto ideológica como materialmente). En este capítulo de la historia que se está escribiendo en el país, en donde se transan ideas sobre lo que puede ser el «posconflicto» por el posacuerdo, la televisión no se queda atrás. Y es aquí donde empieza a generarse la angustia por lo que pueda pasar  si la televisión se pone a la tarea de narrar historias relacionadas con el conflicto, de cara a un escenario de posacuerdo, y el temor por cómo va a asumir esa tarea. Las preguntas inmediatas que pueden hacerse son: ¿qué historias estan contando, cómo, desde dónde, para qué y a quién(es)?

A modo de ejemplo tomamos los primeros capítulos de las producciones que acaban de iniciar. Por un lado, en Bloque de Búsqueda, se narra la historia del grupo de héroes de la patria que de forma astuta y con todos los costos personales y familiares que pudieron acarrear, cazaron y dieron de baja al grupo de los extraditables en la década de los noventa, dentro de los que se encontraba Pablo Escobar (lo que dijo el libretista). Por otro lado, en La Niña, se toman el caso real de una adolescente que fue parte de las filas de la guerrilla, reclutada a la fuerza por proteger a su hermano enfermo y, quien tras ingresar a un programa de reinserción social encuentra su pasión: la medicina (durante su estreno esto dijeron).

Evitando hacer una evaluación profunda de lo que las dos producciones pudieron mostrar en su primer capítulo en términos estéticos, formales y de contenidos, vale la pena mencionar cómo en esta pequeña muestra se ven dos formas muy diferentes de referirse a realidades constitutivas de la historia de la guerra que se ha vivido en el país en las últimas décadas.

Bloque de búsqueda

Al parece la intención es engrandecer a los héroes de la patria. Ojo, a «los» en masculino, porque al parecer los créditos de las operaciones subyacen primordialmente a la actividad de policías, hombres y con un claro cuadro machista en sus actitudes. De hecho, la única policía mujer del grupo es, en el primer capítulo, objeto de comentarios sexistas sutiles (por sus pares y por sus superiores). Por otro lado está el papel  de las esposas de los héroes, cuyo destino es quedarse en el hogar a la espera del regreso de sus compañeros y en vilo constante por el día en que lleguen a recibir las noticias fatídicas de su sacrificio por la patria. Lo más impresionante es el papel que representa la esposa del polémico Gavilán, quien además de estar en una constante espera en el hogar, es llevada a la cama por su marido recién llegado al hogar, casi por la fuerza.  A esta escena se le sazona con una música que le da un tono de humor al asunto.

La división de los buenos y los malos es tan clara como el agua en la producción. Mientras que los policías del grupo élite son la encarnación del deber, de los mártires de la patria. Los narcotraficantes y todos quienes les ayudan son el enemigo que es necesario eliminar o utilizar para llegar a ellos; son los demonios o lo desechable de la sociedad. La sociedad civil ni siquiera cuenta, son la carne de cañón usada para llegar a los objetivos finales. El campesino que les ayudó a llegar a la hacienda Nápoles, luego de que le prometieran 20 millones de pesos y la protección que le podían brindar, fue el primero en ser asesinado al llegar a la hacienda.

Pero bueno, la producción siempre puede blindarse usando la advertencia en pantalla negra: las historias aquí narradas son ficción. Sí, ok. Igual que La Pola, la primera producción histórica de la televisión nacional y la cual, seamos sinceros, para algunos refrescó, para otros aclaró y para muchos más presentó una versión de la historia de la independencia nacional.

La Niña

En esta producción se hace un intento por narrar una historia desde los mismos actores, víctimas y victimarias, del conflicto. En concreto, la historia de una niña quien a los 8 años fue reclutada a la fuerza por la guerrilla. Lo interesante de esta historia es, no sólo la apuesta por contar desde los actores mismos del conflicto, sino  la complejidad de las violencias estructurales, cotidianas, simbólicas y armadas que se pueden combinar en una misma circunstancia. Por ejemplo, si uno hace un paralelo entre la forma en que la policía detiene a la niña de 15 años en una operación, con la forma en la que la guerrilla las alcanzan a ella y a una compañera en embarazo en un intento de fuga, deja mucho que decir de la forma como se comunica la historia del conflicto en un formato televisivo.

Los derechos humanos es hacen notar desde este punto de la serie, tema que ha sido marginal, perseguido y muchas veces banalizado en los debates colectivos y políticos. También podría arriesgarse a afirmar que la producción cuenta con un enfoque de género interesante, en el que se revelan las desigualdades de género y las diferentes formas de vivir el conflicto por ser mujer. Así como las protagonistas, las agentes principales son mujeres en esta producción.

Se reconoce también el esfuerzo de la producción y de sus actores por darle un toque de realismo a las interpretaciones, con cuestiones tan sutiles como la jerga, los tonos y los acentos de los personajes. Así mismo, se rescata la banda sonora en manos de Herencia de Timbiquí, muy coherente con la intención de proponer una reflexión social en pos de la reconciliación y no de la guerra.

 

 

 

Ayer se dio el inicio a la "televisión del posconflicto" en el país. Con el estreno en simultáneo de las dos producciones en prime time, Bloque de búsuqeda (de RCN) y La Niña (del canal Caracol), quedó muy clara la intensión que tiene la televisión privada en seguir diversificando las temáticas y contenidos de sus producciones; alineándose de paso a la apuesta por "el posconflicto"

 

 

 

La invitación es a dejar los dogmatismos sobre los medios y a evitar el infantilismo de desprestigiar a uno u otro por la cantidad de públicos que genera o por la calificación apresurada de los contenidos que deberían comunicar. Eso es lo que hay y con base en ello es que se pueden generar debates y avances en la sociedad.

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