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Soy muy respetuosa de la decisión de Ángela María Robledo de irse de la Colombia Humana. Las mujeres somos el 52 % de la población en Colombia y nos hemos abierto camino, pero en absolutamente todos los partidos políticos de este país hay machismo. Lo hay dentro de las organizaciones sociales y lo hay en espacios de la economía donde el patriarcado brota por todas partes.
Pero este debate no es de ahora, y lo digo por algunos hechos dentro de la vida política nacional que han sido significativos. El primero es la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 donde las mujeres no teníamos representación. De 70 personas elegidas en aquel momento, sólo cuatro fueron mujeres. Pero todo tiene su desarrollo dentro de la sociedad y en este momento, aunque las mujeres no pasamos del 18 % de representación en el parlamento colombiano, hemos crecido ostensiblemente en participación política.
No es suficiente. Yo también creo, como Ángela María, que deberíamos ser el 50 % de mujeres en la representación del país. Pero lo mejor que podemos hacer, sobre todo en la vida política, es dar ejemplo. Y Ángela María lo hace a su manera.
Ella pudo ser candidata vicepresidencial de Gustavo Petro, pudo ser Alcaldesa de Bogotá y declinó (sus razones tendría). Y eso demuestra que las mujeres dentro de la Colombia Humana hemos tenido un nivel de representación que no es de relleno.
Si miramos, María José Pizarro encabeza la lista de la Cámara de Representantes en Bogotá con una excelente votación. En el Senado estamos dos de la Colombia Humana, que somos Gustavo Bolívar y yo, Aída Avella, y eso significa un 50 y 50. Paridad. Pero eso es en términos de representación de mujeres, entonces habría que mirar el avance no solo en la Colombia Humana sino en todos los partidos políticos del país.
Las compañeras que militan dentro de las filas del feminismo tienen argumentos muy valiosos porque han emprendido una lucha a todo nivel, sin embargo, vamos a tener que dar otro ejemplo de nuestra participación en política. Yo estoy convencida de que hay que seguir luchando por el papel de las mujeres en la sociedad y no solo en la representación política, también en la gestión de las grandes empresas de este país, en la dirección de la economía, etc. Por eso mismo, la discusión está por encima de curules.
Por ejemplo, soy de quienes creen que en la Presidencia de la República de Colombia, en este momento, hay brotes de machismo: en los gabinetes han reemplazado a las mujeres por los hombres y vemos no más cómo en el Ministerio del Interior pusieron a otra persona.
Las militantes del feminismo necesariamente seguirán defendiendo su agenda con mucho ahínco, así como lo haremos quienes creemos también que es necesario avanzar no solo en esa agenda, sino trabajar para toda la sociedad. ¿Por qué? Porque cuando me plantearon que tenía que defender exclusivamente la liquidación de pensión para las mujeres, pensé también en otro sector de la población: esta es una discusión ligada a la edad, y las mujeres avanzamos en edad, pero también los hombres.
Hay cosas que vamos a tener que hacer, sin duda, como por ejemplo en labores de maternidad que he defendido, pero esa debe ser una defensa de la sociedad, en últimas, y no solo nuestra, porque no podemos ver en cada mujer una guardería. La comprensión tiene que ser colectiva. Y necesitamos que la maternidad sea considerada una función social, no un problema exclusivo de las mujeres.
Necesitamos, también, igualdad en los salarios. Antes se empleaba en las fábricas que había mujeres que trabajaban a las mismas temperaturas altas que los hombres en la fabricación de electrodomésticos, por ejemplo, pero las mujeres ganaban menos. Dimos la batalla campal para que eso se subsanara y lo logramos, en una parte.
Hay situaciones muy especiales donde estamos llamadas a actuar. No más ver los índices de feminicidios en la actualidad. En la Comisión de equidad de la mujer hemos dado seis debates de control político en contra de la violencia de las mujeres para que la policía y la fiscalía obren con celeridad, de hecho parte de estas comisiones son un logro de la misma Ángela María Robledo en el Congreso. Le tenemos aprecio, cariño y mucho reconocimiento.
Hay cuestiones especiales en que debemos disputar espacios públicos, eso hemos hecho y esa es una tarea fundamental que seguiremos haciendo. Hay que decir que ningún partido político encabeza la lista con cuatro mujeres del Congreso, todas con mucha independencia. La misma de la que dio ejemplo Ángela María. Y también esto consiste en entender que en la política tenemos que actuar de otra manera distinta al machismo, sin ensañamientos.