Este año son 26 las candidaturas de personas LGTB que aspiran al Congreso. Así indica un informe publicado por la Corporación Caribe Afirmativo —organización en defensa de los derechos de la población LGBT— lo que supone un aumento del 85% respecto al periodo anterior cuando fueron 14 candidaturas.
En la lista hay nombres conocidos en política como Angélica Lozano y Mauricio Toro, ambos de la Alianza Verde, que buscan repetir curul en el Senado y la Cámara de Representantes. Pero también otros como la psicóloga y activista Liza García Reyes, candidata al Senado e integrante de movimiento Estamos Listas; la estudiante de Derecho y lideresa Hilary Agreda del Partido Liberal a la Cámara de Representantes por Nariño; y el antropólogo y diputado de la Asamblea Departamental de Putumayo por el partido UP-Colombia Humana, Andrés Cancimance, que ahora quiere llegar a la Cámara de Representantes.
Aunque la mayoría de candidatxs sigue concentrada en Bogotá, Valle del Cauca y Antioquia, para estas elecciones el espectro se amplió a territorios como Putumayo, Bolívar, Magdalena y Norte de Santander donde históricamente ha habido discriminación y vulneración de derechos de personas LGBT.
Las 26 candidaturas están distribuidas en diez partidos políticos y movimientos en un espectro político que va del Centro Democrático a la Colombia Humana. Este año Alianza Verde suma más candidaturas que ningún otro partido, con siete. Y son los hombres cis gais quienes tienen la mayor participación política con 12 candidaturas, seguidos por las ocho candidaturas de mujeres lesbianas, dos de mujeres trans, dos de personas bisexuales, una persona con experiencia de vida trans no binaria y un hombre heteroflexible.
Wilson Castañeda es director de la Corporación Caribe Afirmativo, politólogo de la Universidad Nacional y doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Además ha sido consultor del PNUD y participó como representante de los sectores LGBT en los diálogos de paz de La Habana. La participación política de la población LGBT, que logró su primera candidatura recién en 2007 con Sebastián Romero, edil de Chapinero, en Bogotá, se ha hecho a pulso y en ocasiones sin el apoyo del partido al que pertenecen lxs candidatxs. Esta fue la conversación que Cerosetenta tuvo con Castañeda a propósito de las elecciones del próximo 13 de marzo.
¿Quiénes son hoy lxs candidatxs LGBT al Congreso?
Si bien Caribe Afirmativo no es una organización con una afiliación política, creemos en la participación política y hemos acompañado y preparado a personas LGBT con vocación de poder para procesos de contienda electoral. Nosotros dividimos al grupo de candidatos en cuatro subgrupos: uno formado por Angélica [Lozano] y Mauricio [Toro], que ya están en el Congreso y buscan ser reelegidos. En el segundo grupo hay personas con experiencia en cargos territoriales como un diputado que viene de la asamblea de Putumayo [Andrés Cancimance]. El tercer grupo es de personas con experiencia en lo público, o que han estado al interior de los partidos, pero no en cargos electorales. Y finalmente hay un grupo de activistas LGBT que no han tenido experticia en la política, pero se estuvieron preparando.
¿Qué tan presente está la agenda LGBT en las decisiones legislativas?
Una de nuestras consignas es que se llega al Congreso no solo con la agenda LGBT, sino con una capacidad de visión del país. La agenda LGBT por supuesto está presente en sus propuestas, pero no puede ser eso solamente porque se corre el riesgo de que se les vea como un gueto dentro del Congreso; porque hay ideales LGBT compartidos con otros grupos poblacionales como el movimiento de mujeres, de derechos humanos y movimientos étnicos; y porque en Colombia hay una falsa expectativa de que todo lo LGBT está conseguido. Obtuvimos matrimonio, adopción, protección a personas trans, sentencias en materia de personas no binarias, pero son decisiones judiciales que siguen encontrando una dificultad en su implementación porque no se ha legislado al respecto. Entonces lo que requerimos del Congreso es que empiece a reglamentar.
¿Y cuáles son las propuestas de lxs candidatxs?
Primero las agendas trans. No tenemos una ley de identidad de género que garantice y proteja los derechos de las personas trans. Ahí hay un primer compromiso, liderado por las candidaturas trans [Hilary Agreda del Partido Liberal y Edith Salas, candidata al Senado por Fuerza Ciudadana], por Mauricio y Angélica que repiten, y por las compañeras de Estamos Listas.
Segundo, los derechos educativos en propuestas como la de Lina María Palacio [candidata a la Cámara de Representantes por el partido Dignidad] o Claudia Velazco [Cámara de Representantes por la Alianza Verde]. Seguimos encontrando casos de intentos de suicidio o gente que abandona el espacio escolar por la discriminación por su orientación sexual o su expresión de género.
Tercero, y aquí hay un compromiso de Julián Bedoya, candidato a la Cámara de Representantes del Centro Democrático, es el derecho a la salud. Continúan las dificultades de acceso para el proceso de hormonización de los cuerpos, para la autonomía corporal y los derechos sexuales y reproductivos.
Y por último, hay una de todxs lxs candidatxs que es una política pública LGBT que se enfoque en la violencia. El gobierno de Juan Manuel Santos la aprobó y le dejó su implementación al gobierno de Iván Duque que nunca lo hizo.
¿Es posible lograr una bancada en el Congreso en torno a ellos?
No ha sido posible porque nunca hemos tenido más de dos personas y el apoyo de otros congresistas ha sido circunstancial: cuando llega el proyecto de ley lo defienden, pero falta un compromiso permanente de control político en estos temas. Hay una mesa multipartidista, de miembros de Alianza Verde, Partido Liberal, Unión Patriótica y Colombia Humana que han empezado a encontrarse y les interesa la agenda LGBT.
No me imagino una bancada LGBT a estas alturas, pero sí una de género y grupos poblacionales con asuntos de mujeres, personas LGBT y grupos étnicos.
La mayoría de lxs candidatxs es de Bogotá, Valle del Cauca y Antioquia, ¿qué pasa en otras regiones del país?
Cuando tenemos elecciones territoriales hay una gran primavera de candidaturas. Por ejemplo, en las elecciones de 2019 logramos que 26 personas LGBT fueran elegidas. Una concejala en Chaparral, Tolima, es una mujer trans que ya va por su tercer periodo al Concejo y es la segunda más votada del municipio, por ejemplo.En el escenario nacional se concentran en las principales ciudades.
Pero hay una constante en ambas elecciones y es que el 90% de las candidaturas son fruto de procesos de liderazgo social, de resistencia, de organizaciones sociales a las que resulta más fácil participar en las elecciones locales, porque en las nacionales dependen de una estructura de partido más centralista.
¿Cuál es el panorama de las candidaturas LGBT en las Circunscripciones de Paz?
Si bien las personas LGBT fueron víctimas del conflicto armado, la mayoría se desplazó por la violencia hacia las grandes ciudades, entonces muchos de lxs candidatxs que ves en Bogotá, Medellín y Cali son de municipios de alta afectación por el conflicto armado. Pero sí hemos encontrado que las mujeres candidatas tienen un compromiso con agendas de género que incluyen a mujeres y personas LGBT.
En estas elecciones se va a implementar un protocolo para que las personas trans puedan votar de manera segura. ¿Qué expectativas tienen?
Ahora tenemos un grupo de apoyo a personas trans con la Misión de Observación Electoral (MOE) y el protocolo de voto trans que fue aprobado en 2020 y tiene el objetivo de que existan todas las garantías de seguridad y protección para que las personas trans ejerzan su derecho al voto sin ser discriminadas y excluidas. El domingo vamos a tener personas trans observadoras electorales con especial atención a los avances y dificultades del protocolo para llamar la atención de la autoridad electoral y poder corregir.
Hemos tenido candidaturas trans muy significativas en Colombia, pero lastimosamente no se refleja en triunfos ni en una buena respuesta del electorado. Seguimos siendo un electorado que vota por prejuicios y la gente sigue pensando que las personas LGBT, sobre todo las personas trans, actúan en un gueto y van a llegar a la política solo a defender sus intereses.