1948 fue un año lleno de eventos que definieron el siglo xx colombiano. Uno de ellos es la Marcha del Silencio, convocada por Jorge Eliécer Gaitán el 7 de febrero para rechazar la violencia política contra miembros del Partido Liberal. Gabriel García Márquez, en Vivir para contarla (2002), recuerda la marcha como el primer evento político al que fue en su vida: “Un desfile de duelo por las incontables víctimas de la violencia oficial en el país, con más de sesenta mil mujeres y hombres de luto cerrado, con las banderas rojas del partido y las banderas negras del duelo liberal. Su consigna era una sola: el silencio absoluto. Y se cumplió con un dramatismo inconcebible». Tan sólo dos días después, aquella violencia contra la que marcharon esos hombres y mujeres en silencio incendió el país. El viernes 9 de abril Bogotá se preparaba para recibir las delegaciones de la novena Conferencia Panamericana, que sentó las bases de la OEA, pero las heridas de bala recibidas por el candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán serían el combustible para una revuelta —acaso la más grande en la historia del país— que destrozó parte de Bogotá, acabó con cientos de vidas en todo el país, quebró para siempre el germen de ciudad que la capital se había propuesto ser en el siglo xx y abrió la puerta a una década de violencia y muerte.
Adriana Maya —historiadora y profesora de la Universidad de los Andes— considera que es necesario “desgaitanizar” el origen de las violencias en el país
Hoy parece que, como país, nos hemos puesto de acuerdo en que la muerte de Gaintán fuera la génesis de las violencias en Colombia. El asesinato del caudillo liberal se enmarca al filo del inicio de uno de los periodos de mayor violencia política en el país: La Violencia. Este periodo se caracterizó por los enfrentamientos y las masacres entre liberales y conservadores en diferentes lugares del territorio. Historiadores como Jorge Orlando Melo y Arturo Alape reconocen este acontecimiento histórico como una muestra de la falta de respresentación política de sectores que no se encontraban identificados con los dos partidos tradicionales. Además, en el texto Bogotazo: memorias del olvido, de Arturo Alape, se puede encontrar las fallas en la apertura democrática del país, vigentes desde el siglo xviii hasta ese momento (sin que no exista una continuidad hasta nuestros días).
Adriana Maya —historiadora y profesora de la Universidad de los Andes— considera que es necesario “desgaitanizar” el origen de las violencias en el país. La historiadora además considera que para analizar la violencia en Colombia es necesario ir más allá de la cronología de 1948 y de pensar que el asesinato de Gaitán es la única causa del surgimiento de las guerrillas de izquierda: “Curiosamente es en la Hegemonía Conservadora con Marco Fidel Suárez donde se institucionalizan derechos como el de la huelga”. Para la historiadora, las violencias (en plural) de Colombia exigen mirar cómo ha fracasado las reformas de la modernidad en el país, además de analizar cómo la modernización (industrial y económica) no ha estado al nivel de desarrollo del reconocimiento pleno de derechos. Por otro lado, Alfonso Múnera, historiador cartagenero, hace visible como durante las épocas previas a La Violencia y posteriores a esta, la modernización de Colombia crecía mientras que el reconocimiento pleno de derechos a la ciudadanía no se incrementaban al mismo ritmo y no ofrecía una lectura a la complejidades sociales del país. “El conflicto no es solo entre liberales y conservadores tradicionales, sino que en el seno de los liberales se forma un ala socialista y posterior al segundo gobierno de Pumarejo se enfrentan dos visiones opuestas de país, entre otras reformas sociales que se estructuraron desde la primera década del siglo xx, todos estos fenómenos anteceden la candidatura del doctor Gaitán”.
Es muy común que los libros de historia con los que fuimos educados en el colegio aseguren incesantemente que el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán es la causa de la formación de la violencia que definió el siglo xx, pero Adriana Maya ofrece una lectura alterna del Bogotazo: “El problema no es el Bogotazo en sí, el problema es que hay todos unos procesos de modernidad (en particular de derechos laborales y sociales) que venían desde la Hegemonía Conservadora que se cristalizan en la Hegemonía Liberal con Olaya Herrera. Gaitán es la punta del iceberg; es un personaje muy importante en la historia pero no de quien depende el desenlace de la guerra en Colombia.” La historiadora añade que sin importar quien hubiese sido el candidato, la figura de Gaitán actúa como un detonante de todas las problemáticas sociales no atendidas. “Quizás la única manera de haber exorcizado las terribles violencias de la segunda mitad del siglo, en el contexto de industrialización del país, habría sido una apertura a la participación política de todas las otras fracciones político-ideológicas que se habían abierto a los pensamientos socialistas o comunistas o a las reivindicaciones agrarias y sociales. A eso llamo la desgaitanización de la violencia”, concluye la historiadora Maya.
*Julián Ramírez es profesional en Lenguas y Cultura y estudiante de Ciencia Política con opción en periodismo de la Universidad de los Andes.