Una biografía gráfica del maestro neerlandés que retrata la Holanda de la Edad Media. Una mirada a su vida cotidiana, su vida familiar, sus influencias y sus demonios.
Este año se conmemoran el quinto centenario de la muerte de Jheronimus Bosch, más conocido como El Bosco, uno de los pintores neerlandeses más famosos en los siglos XV y XVI. Parte de esta conmemoración se hará en el Museo del Prado en Madrid donde actualmente se exhiben algunas de sus más importantes obras, incluyendo, por supuesto, “El jardín de las delicias”.
“El jardín de las delicias” es una de las obras más emblemáticas, complejas y estudiadas en la historia del arte y estas etiquetas no son gratuitas. Basta con mirar una foto del famoso cuadro para quedarse sin aliento. “El jardín de las delicias” tiene un impacto evidente en quien la ve, sea que observa la obra por primera vez o no. Es inevitable que este cuadro nos afecte, de hecho, hasta podríamos enumerar una serie de síntomas que tendrá cualquiera que vea el cuadro: primero, verá descender una especie de bruma sobre sus ojos, su visión quedará afectada. El gran tamaño del cuadro, los millares de detalles y el tema son las causas por las que fallarán los ojos en una primera mirada. El segundo síntoma es la incomodidad, llegará como una especie de sarpullido que enrojece e irrita la piel; así se sentirá frente a ese cuadro que no se deja interpretar del todo. Finalmente, la ansiedad. Sentirá que le falta el aliento y las palpitaciones aumentarán de forma considerable. Querrá entender, se empeñará en entender, pero “El jardín de las delicias” es más grande que el entendimiento mismo, no le permitirá reposo ni tregua.
'El jardín de las delicias' (ca. entre 1480 y 1505) por El Bosco. Imagen: Wikicommons.
Entonces, este cuadro es una de esas obras que no tendrán una sola explicación, con cada generación nacerán nuevas teorías, con cada vista a la obra surgirán nuevas dudas. Sin embargo, no todo tiene que ser ominoso con respecto a este críptico pintor neerlandés. Existe una novela gráfica El Bosco de Marcel Ruijters, que se lanzó en la pasada Feria del Libro, que nos permite acercarnos un poco más a El Bosco y a su proceso creativo.
Marcel Ruijters investigó la vida del célebre pintor por cinco años, esto se nota en la minuciosa forma en la que sitúa al lector en la época, pues se le muestra un día a día en una ciudad infestada de criminales e impíos, clérigos corruptos de abundantes arcas, medicina que mezclaba la alquimia y las creencias populares; prostitutas, vagabundos y malformados hacían parte de grotescos espectáculos. Ruijters nos los enseña todo usando colores y trazos fuertes.
En la novela gráfica El Bosco, lo grotesco, lo burdo y lo escatológico sirven como herramientas para que el lector entienda las diversas fascinaciones que atacaban al pintor. En “El jardín de las delicias” se puede apreciar un cúmulo de obsesiones de Jheronimus que son desglosadas y estudiadas en el cómic: la ironía, la santidad, el infierno, los demonios, la lujuria, la avaricia, la violencia, la mezquindad, el amor y la hipocresía. Así que Ruijters nos entrega una obra en cuyo estilo de dibujo converge el diseño gráfico y el arte. También, le da al lector la oportunidad de descifrar los misterios detrás de las obras de El Bosco, además de señalarnos sus fuentes de inspiración y el significado de algunos de los inefables símbolos del pintor neerlandés.
*Carolina Rodríguez Mayo es literata y editora junior en Rey + Naranjo.