Antes de empezar la entrevista John es abordado por una de sus seguidoras, quien le pide que firme los siete libros que trae en una bolsa. Cada vez que va a firmar uno le pregunta algo: ¿qué te gustó más de este?, ¿qué estudias?, ¿te gusta escribir?, ¿tienes un blog?, ¿dónde lo puedo leer?, ¿está en inglés?, ¿no está en ingles? No, el blog de ella no está en inglés y John termina de firmarlos todos. Ella le pide una foto, le da las gracias y se va. John cuenta que ayer estuvo en esa rutina en la librería Nacional de Unicentro desde la cinco de la tarde hasta la medianoche. Tuvieron que cerrar el local porque no dejaban de llegar seguidores. De vuelta en el hotel, casi a la madrugada, encontró otro grupo de seguidores que lo esperaban. Después de pasar siete horas firmando libros, sin haber comido bien y habiéndose levantado temprano, tuvo que seguir entre firmas, fotos y saludos.
John Katzenbach tiene 66 años, estudió literatura y durante muchos años fue periodista judicial para el Miami Herald. Después quiso escribir ficción y ya lleva doce novelas de suspenso, varias de estas han sido adaptadas al cine. Su ficción se acerca a su trabajo como periodista, ese en el que tuvo que escribir sobre homicidios, crímenes, juicios e investigaciones.
Fue periodista judicial y después pasó a ser escritor de ficción. ¿Por qué el cambio?
Yo era estudiante de literatura en la universidad. Escribir era lo único para lo que servía. Tenía que volverme un periodista porque en un periódico era el único lugar donde me iban a pagar por escribir. Empecé en uno pequeño, en New Jersey. Lo que aprendí es que el periodismo es una forma fascinante de ver el mundo. Me quedé en eso durante muchos años en el Miami Herald. La ficción me gustaba, el problema era el tiempo. Cuando lo tuve, escribí mi primera novela, que estaba basada en mi experiencia como periodista. Y después volví a ser reportero un rato. Empecé literatura queriendo ser escritor, me volví periodista para aprender a escribir, y usé lo que aprendí para ser lo que quería ser desde un principio.
¿Cómo ha influenciado en sus novelas su experiencia como periodista?
Lo que aprendí como periodista fue a ser observador con el mundo a mi alrededor. A recoger los detalles de la vida. A darme cuenta de las cosas pequeñas. Creo que es importante como escritor de ficción ser tan observador como un periodista, mirar constantemente. La diferencia es que tomas toda esta información que recibes y como novelista creas tu propia historia. Como periodista siempre buscas añadir tu voz a una historia que no es tuya.
Su nombre representa libros bestsellers, reconocimiento y expectativas ¿Cómo afecta eso su escritura?
Creo que sería un idiota, cualquier escritor sería un idiota, si permitiera que las expectativas de los seguidores influenciaran su escritura. Como escritor lo que haces es contar una buena historia de la mejor forma que puedas. Es como el bateador de beisbol que entra muy confiado porque la va a sacar del estadio, un home run. Pero a veces sólo avanza una base, y a veces he strikes out. Tienes que entender que no siempre puedes ser perfecto. Si yo dejara que las expectativas me influyeran, no podría escribir. El libro que estoy haciendo ahora es una secuela del Psicoanalista, y eso nunca lo he hecho. Soy consciente de cuánta gente hay alrededor del mundo que ama ese libro. Me hace pensar cautelosamente sobre lo que haré.
Creo que es importante como escritor de ficción ser tan observador como un periodista
¿Qué tanto le afecta la crítica sobre sus libros?
La primera vez leí todas las reseñas. No reaccionaba bien a las pocas que me decían algo malo. Ahora, tiendo a no prestarle mucha atención. Yo solía reseñar para el Washington Post y The New York Times, luego me di cuenta que no tenía la autoridad para hablar bien o mal sobre un libro. Así que ya no me importan, me parece más importante lo que las personas ordinarias crean. Los críticos no.
Si la crítica no es importante, ¿cómo mide el éxito o fracaso de lo que escribe?
El éxito no es vender libros. El éxito literario es estar en una feria como esta en Bogotá, que un hombre de 60 años llegue con una copia de mi libro y detrás de él venga una niña de 16 años con otra copia que quiere que firme. Es como Facebook, el verdadero valor no viene de la invención de Facebook, viene de lo que esa página hace por la gente. Y eso es éxito.
Usted conoció algunos de los crímenes de los que escribe en sus novelas en persona, ¿cree que un escritor debe ser emocional o distante?
Creo que no puedes ser tan distante. Los personajes y la narrativa de tu libro se te vuelven tan familiares que no vas a poder separarlos de ti. Si ellos no son reales para ti, no serán reales para el lector. La distancia es mala, la intimidad es buena, eso también aplica para las relaciones.
¿Cuáles son las claves o herramientas que usa para aproximarse a un nuevo libro?
Primero: necesito entender la psicología de los personajes. Un buen ejemplo es By Persons Unknown. Tenía que entender qué era un desorden de estrés post-traumático. Hablé con muchas personas al respecto. Y entonces, cuando los puse en el libro, eran auténticos. Segundo, tengo que tener claro el final para saber hacia dónde estoy yendo. Y tercero: creo que es importante tener claros ciertos momentos que vas a narrar para que puedas llevar las emociones de los lectores hacia ellos. Saber cómo poner los bloques uno encima del otro para cuando tenga que hacer un giro.