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Janne Teller: la indignación suprema

Hay más indignados en las páginas de la literatura que en las calles de Wall Street. Janne Teller nos presenta a un niño cuya capacidad de indignación asustó a los adultos.

por

Lorenzo Morales


10.02.2012

Un buen día Pierre Anthon dejó la escuela y se subió a la rama de un ciruelo a gritar que la vida no tiene sentido. Su pataleos de existencialista silvestre cambiaron la vida de sus compañeros de escuela y la de su pueblo, como quizás nadie pudo anticipar. Si Anthon no fuera el personaje de una novela, hubiera quizás bajado del ciruelo para unirse al plantón global de indignados con el estado de las cosas en nuestro mundo.

“Me gusta mucho que la gente se esté rebelando contra el sistema político y económico. Quisiera que tuvieran una agenda mas clara de como quieren cambiar las cosas.”, dijo Janne Teller, la autora danesa de “Nada”, la novela que protagoniza Pierre Anthon. “Pero creo que hay mucha valentía cuando se es capaz de pasar del descontento a la acción”.

“Nada” es una especie de fábula filosófica escrita con la inocencia y la crueldad de sus personajes: un grupo de niños dispuestos a sacrificar más de lo que esperan para demostrarse a sí mismos que la vida sí tiene gracia. “Creo que los jóvenes entienden mejor el mensaje del libro que los viejos”, dijo Teller horas antes de abordar un avión en Nueva York que la traería a Cartagena. “A los mayores les cuestiona muchas cosas que dan por sentadas, lo cual es incómodo”.

Esa incomodidad adulta hizo que en Noruega prohibieran la novela, en Francia la censuraran las librerías y en Alemania la sacaran del currículo. Las razones iban desde evitarle a los menores la lectura de un relato definitivamente macabro pero aleccionador, hasta el peligro de despertar en los adolescentes una inusitada proclividad al suicidio. Si es verdad lo que dice Anthon, de que la vida no tiene sentido, entonces ¿para qué vivirla? Y si quienes tratan de demostrarle Anthon que la vida si tiene sentido tienen que pasar dolor y verguenza, ¿vale la pena demostrarlo? En todo caso, “es muy raro que en Europa se haya prohibido un libro por sus ideas y no por un lenguaje grotesco o explícito”, dice Teller.

Los niños de “Nada” no dicen groserías ni insultan a sus padres. Sólo tratan de “crear significado” a través de una pila de objetos que recogen a lo largo de la novela: unas sandalias verdes, un cristo roto, un perro abandonado, el rastro de una inocencia perdida. Una pila de «significado» que a medida que crece nos va demostrando que el juego de las justificaciones no tiene fondo.

“Vivimos en un sistema inhumano y basado en la competencia”, dice Teller quien trabajó con Naciones Unidas en resolución de conflictos en Africa antes de entregarse a la literatura. “Lo único que importa es ser mas rico, mas rápido o mas sobresaliente.” Y, a veces, la crueldad puede ser una manera de sobresalir.

Y si Teller fuera uno de esos niños que buscan razones para seguir viviendo, ¿qué agregaría ella a su pila de significado? Sin pensar responde: “Nada, justamente”.

Una versión corta de este artículo fue publicado en Hay para Contar, diario oficial del Hay Festival de Cartagena 2012. Entrevista hecha por Lorenzo Morales, profesor del CEPER.

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