arte por Nefazta
Ecos de David Lynch en América latina Las repercusiones de Lynch, de su obra sombría y dulce, metódica e inesperada, son innegables. Hablamos con artistas de distintas disciplinas para entender cómo la obra del director estadounidense resuena con fuerza en la región.
Las repercusiones de Lynch, de su obra sombría y dulce, metódica e inesperada, son innegables. Hablamos con artistas de distintas disciplinas para entender cómo la obra del director estadounidense resuena con fuerza en la región.

Cantinflas, Buñuel y Lynch
María Clara Bernal
Historiadora del arte colombiano y latinoamericano, del arte y la política en América Latina y del Surrealismo en el Caribe.
Para mí, las películas de David Lynch representan la posibilidad de conectar realidades divergentes. Lo más inverosímil de su producción fue la manera cómo conectó los mundos metafísicos con Latinoamérica. Al filmar su obra de culto Duna en los Estudios Churubusco, conocidos como la fábrica del cine en México, y en los desiertos de este país, Lynch combinó en nuestros imaginarios la idea de un espacio exterior y el mundo prehispánico. Así, de repente, Cantinflas, Buñuel y Lynch aparecían en una misma liga.
Primero el arte
Santiago Lozano
Compositor, intérprete, diseñador sonoro y docente activo en los campos de la composición de música académica y popular.
David Lynch es para mí un referente indispensable. Yo como músico y diseñador sonoro, no sería lo que soy sin la obra y sin la persona de David Lynch. Cambió completamente las reglas de juego al ser tan inclasificable, al permitirse jugar y transitar por diferentes disciplinas. Al declarar abiertamente que siendo él un pintor, se hace cineasta por la necesidad de ponerle sonido a su obra. Esa declaración sola ya es una revelación para mí.
Tiene elementos de todo y se nutre de todo. Y de esa misma manera, con esa misma libertad, crea. Y creo que eso es lo más bonito que nos deja, esa idea de que el arte está primero, que no necesita ser entendido, explicado ni clasificado para existir. En particular, si hablo de mi obra Violeta, mi ópera, por ejemplo, no podría existir sin esa libertad creativa, sin esa conciencia del potencial sonoro como elemento narrativo. Tengo solo palabras de agradecimiento y de admiración por David Lynch.
Lo grotesco y lo absurdo
Santiago Caicedo
Director de Virus tropical, Productor en Timbo Estudio.
David Lynch para mí fue entender que existía la posibilidad de hacer un cine absurdo y grotesco. Cuando vi Eraserhead por primera vez y vi ese bebé tan asqueroso, ese pequeño monstruo que le toca cuidar a Henry, quedé muy marcado. Creo que ese cine oscuro, de terror, esa pesadilla y la posibilidad de que todo fuera absurdo, no solo de la narrativa, sino también de la plástica, creo que marcó de alguna manera muchas cosas en lo que hago y en mi manera de pensar.
Precursor de lo transmedia
Carmen Gil Vrolijk
Artista, docente y teórica
David Lynch para mí, para mi generación, es tal vez ese espacio, ese momento donde empezamos a enamorarnos de un cine de autor, de un cine independiente que no seguía unas reglas de lógica, unas reglas de Hollywood. David Lynch para la creación contemporánea es también una figura que, antes de que se ponga de moda el término transmedia, ya lo ha pensado y ya lo ha hecho. Hace Twin Peaks, una serie para televisión y también una película y se publica luego un libro. Entendió las diferentes posibles iteraciones o encarnaciones que una obra puede tener, es algo maravilloso. Sobre todo creo que es su legado más grande, es el absurdo y es esa esa idea de que una obra no tiene que estar cerrada y terminada, que puede tener tantas interpretaciones como espectadores.
Todas las preguntas posibles
Jaime E. Manrique
Analista Cinematográfico, fundador y director de Bogoshorts
David Lynch para mí es el principio y el fin. Es el principio porque, si bien había visto algunas películas antes, cuando llegó Blue Velvet, comprendo que sin que tenga sentido todo el sentido está en dedicar completamente mi vida al cine, desde la forma, desde la distancia que fuera. Y es el fin, porque en Mulholland Drive logra hacerme entender que no tiene sentido buscar respuestas, sino que el cine puede abrir todas las preguntas posibles. Lynch es creador de atmósferas, sobre todo, pero capaz de inocular el miedo en sus espectadores sin que terminaran de entender por qué estaban sintiendo eso. Y creo que eso tiene un poder extremo y al mismo tiempo exquisito.
David Lynch es un referente y una inspiración para una generación de cineastas de todo el mundo y por supuesto, también de Colombia. Recuerdo un corto como xpectativa(2005) de Frank Benítez, que uno no podría decir siquiera que se acerquen a eso, porque tienen su propia magia particular, pero que seguramente tenían toques de esos universos de Lynch.
Crear como un niño
Daniel Bonilla
Literato, magíster en psicoanálisis y profesor de historia y teoría del cine
El cine de Natalia Santa y la potencia de lo cotidiano

Entrevista con la directora y guionista colombiana que estrenó hace unas semanas Malta. Hablamos sobre su trayectoria y su manera de entender la producción cinematográfica.
Click acá para verUna de las mayores enseñanzas que nos deja David Lynch, o a mí en lo particular, es que si quieres crear debes ser como un niño, pero para que te tomen en serio o puedas llevar tu idea hasta las últimas consecuencias, ese niño debe tener puesto un traje de adulto, uno capaz de comandar de manera eficiente y responsable todos los procesos de producción que un marco económico exige.
David Lynch para el cine latinoamericano es un punto de referencia aún en construcción. Y señalo en particular el caso de dos directoras argentinas, cuyos nombres además empiezan con “L”, con “L” de Lynch: Lucrecia Martel, por un lado, y Laura Citarella, por el otro.
La primera, Lucrecia, sobre todo por el trabajo del diseño sonoro en sus películas, principalmente en Zama y La ciénaga, repletas de texturas y capas donde el sonido no es un elemento subordinado a la imagen o a la narrativa sino que pareciera tener existencia independiente, separada del material propiamente visual, y cuya consecuencia directa es el oscurecimiento del relato, conectando con una premisa lyncheana que hallamos en muchas de sus películas y es que el encuentro con el horror se da por el enrarecimiento de lo cotidiano.
El segundo caso es el de Laura Citarella (Laura, como Laura Palmer), cuya película Trenque Lauquen podría leerse como el correlato latinoamericano del universo de Twin Peaks donde destaca entre muchas otras similitudes su punto de partida: la desaparición de una mujer que sirve como detonante para traer a la superficie el infierno enterrado bajo la vida calma de un pequeño pueblo de provincias.
Luz sombría
Adriana María Bernal
Cineasta, directora de fotografía y comunicadora social. Docente de Análisis fílmico y dirección de fotografía.
Me enamoré del cine de David Lynch cuando después de ver Eraserhead leí un artículo donde hablaba de sus inicios en el cine y contaba que ya adulto y siendo pintor se preguntó sobre la imagen en movimiento. “Yo había pintado un cuadro casi totalmente negro que tenía una pequeña figura en el centro de la tela. De pronto el viento la movió y sentí ganas de que la imagen tuviese movimiento, así fuera solamente un poco…”. Su inicio en el cine se da entonces, por el asombro sobre algo propio del lenguaje cinematográfico: el movimiento, por ende, la temporalidad. En toda su obra la temporalidad fílmica es una experimentación de sensaciones, que transporta al espectador por líneas temporales inversas o que se repiten en bucle, creando universos paralelos, en donde toda continuidad entre el pasado y un presente siempre imprevisible, es difícil de establecer.
Desde el mismo momento en que Lynch irrumpió en la escena cinematográfica marcó una diferencia y se convirtió en un director de culto. No podemos decir que determinara específicamente el estilo de la cinematografía colombiana, más cercana al neorrealismo italiano, pero es innegable que su cine ayudó a formar a cinéfilos y directores del mundo entero. A mí personalmente, como directora de fotografía, me gusta su capacidad de crear ambientes sombríos dominados por pequeñas fuentes de luz artificial. Lynch ama las pequeñas lámparas de mesa, que señalan, que nos desvelan una trama, Como en Blue Velvet o Mulholand Drive. Que se haya ido este genio que entendió la imagen cinematográfica en su doble dimensión espacio-tiempo, no puede más que sobrecogernos, a pesar del enorme legado que nos deja.
Potencia expresiva
Juan Diego Parra
PhD en Filosofía y Docente investigador de la Facultad de Artes y Humanidades del ITM Medellín
Para mí Lynch es como un estado del pensamiento que se procesa a través de la imagen. Su importancia, cultural y artística, casi que se puede medir en el hecho de que se habla de un estilo lynchiano o de un tipo de imagen lynchiana. Al nivel de lo que uno en literatura podría pensar como un tipo de narración kafkiana. De hecho, entre Lynch y Kafka hay muchas relaciones. La primera obra de Lynch, que se llama Eraserhead, está fuertemente inspirada en la metamorfosis de Kafka. De hecho, él inicialmente quería hacer esa adaptación, pero se dio cuenta pronto de que más que querer adaptar La metamorfosis, él quería hacer su propia versión de La metamorfosis, una especie de experimento audiovisual a la altura del experimento literario de Kafka.
Creo que toda obra que plantee esa potencia expresiva en la cual la imagen no representa la realidad, sino que fabrica una suerte de realidad autónoma como condensación de muchas formas del conocimiento, muchas formas del saber, muchas formas de la percepción, es lo que puede hacer que una imagen sea lynchiana. Hay obras en esa misma línea. Particularmente en Latinoamérica, lo que después se denominó el gótico tropical, siento yo que tienen un espíritu profundamente lynchiano, especialmente una obra de Víctor Gaviria poco conocida que se llama El Paseo, juega con atmósferas lynchianas en el sentido en que fabrican una suerte de de intermundo con unos personajes fantasmáticos.
Las posibilidades oníricas en el cine
David Montenegro
Jefe de programación FICCI
David Lynch para el ecosistema audiovisual colombiano y para la cinefilia local, representa un antes y un después en la forma de concebir la realidad cinematográfica y las posibilidades oníricas del dispositivo del cine. El cine David Lynch nos invita a adentrarnos en lo más profundo de la psiquis para también reconocer otras formas de ver, pensar, imaginar el mundo que nos rodea. Es sin duda un autor que además estuvo atravesado por una obra que no solamente se dedicó a la cinematografía, sino que también participó en proyectos musicales, en obras plásticas, como escritor, como animador.