Esta semana el país volvió a mirar y a recordar aquellas fotos de ángulos atrevidos e instantes precisos. Con el recuerdo que dejó en algunos de sus amigos y colegas, Cerosetenta rinde homenaje a uno de los grandes reporteros gráficos de la historia colombiana.
“Para tomar una buena foto sólo hay que escoger un ángulo, el único”. Esta es una de las frases célebres de Carlos Caicedo, el hombre que no sólo es considerado uno de los mejores reporteros gráficos del país, sino un maestro de varias generaciones.
De sus 85 años de vida, al menos 60 los vivió con una cámara en mano. Uno de sus primeros trabajos fue como laboratorista en Foto Sady, un estudio creado por el famoso reportero Sady González y que fue la primera empresa independiente de reportería gráfica en los años en que los medios de comunicación aún no tenían departamentos de fotografía. En ese entonces, como lo recuerda el fotógrafo William Fernando Martínez (de la agencia Associated Press), Caicedo salió por primera vez a la calle con una Rolleifex pesada para retratar a Bogotá después del asesinato de Gaitán. Fue en 1948 cuando se convenció de su profesión y comenzó su recorrido como reportero gráfico por el periódico El Siglo, la Revista Semana, El Espectador y El Tiempo, su casa por más de 30 años.
Hoy sus colegas y amigos recuerdan las imágenes con las que retrató un país, lo admiran por su compromiso y humildad y lo consideran un ejemplo a seguir. Sus fotografías son y serán, sin duda, un objeto de estudio para aquellos que quieren seguir sus pasos y un fascinante momento de recreación para aquellos que sólo buscan admirarlas.
Carlos Caicedo a sus 81 años. Foto: Camilo Rozo.
Un buscador de imágenes.
“No lo conocí tanto. No trabajé con él. Pero sin duda, la obra de Carlos Caicedo tenía un valor agregado: el de la creatividad. Siempre trató de ser distinto, tenía una forma diferente de ver la fotonoticia, sus ángulos eran atrevidos y ello hizo que su trabajo – de tan alta calidad – se convirtiera en noticias y primeras planas de los principales diarios del país. En sus años como docente quiso transmitir una manera de ver y hacer periodismo. Siempre fue un buscador de imágenes y él, al igual que todos los demás que hicieron parte de esa generación como Manuel H., Matiz y Nereo, dejan como legado un patrimonio para el país. Como persona, era un buen amigo y siempre entregado a los derechos y la causa de la agremiación a la que pertenecía”. – León Darío Peláez, fotógrafo de Revista Semana
Imitando a Picasso, 1980. Foto: Carlos Caicedo. (Tomada de Carlos Caicedo / homenaje. Una publicación del FOTOMUSEO).
Un ejemplo a seguir
“El legado para la reportería grafica en Colombia que ha dejado el maestro es el profesionalismo y la ética. Fue siempre un hombre genial, desde sus primeros trabajos, y ello le valió haber tomado la posición de mejor reportero y hasta la fecha ha sido insuperable. Tuve el honor de haber sido su alumno, él me hizo un gran profesional. Yo apenas era un joven fotógrafo en El Espectador y el era el gran reportero en El Tiempo; pero por cosas de la vida llegué a él, me adoptó profesionalmente y me enseñó la magia de esta disciplina y de ser reportero. El maestro fue todo para mí y para muchos de los que trabajamos en este oficio; fue sin duda un ejemplo a seguir”. – Francisco Carranza, fotógrafo
Bogotá, 1975. Foto: Carlos Caicedo. (Tomada de Carlos Caicedo / homenaje. Una publicación del FOTOMUSEO).
El orientador de una generación
“Lo conocí al investigar sobre la vida de mi padre, Sady Gonzalez, quien creó Foto Sady: la primera empresa independiente de reportaría gráfica que hubo en Colombia. Entre sus colaboradores estuvo Carlos Caicedo. Mi recuerdo de él es que fue, sin duda, uno de los grandes reporteros gráficos de este país. No se contentó sólo con registrar el momento, sino que le dio toques artísticos a las imágenes; buscaba la otra mirada de las cosas. No quería sólo lo informativo, quería penetrar hasta el fondo todos los sucesos. Carlos fue un gran maestro y un gran orientador de toda una generación de reporteros gráficos. Creo que él y otros fotógrafos como Matiz, Nereo y Sady fueron los primeros en darle un status más fuerte a la reportería gráfica. Se empeñaron en que su oficio fuera respetado y valorado como una obra artística”. – Guillermo Gonzalez Uribe, editor y periodista
Bogotá, 1967. Foto: Carlos Caicedo. (Tomada de Carlos Caicedo / homenaje. Una publicación del FOTOMUSEO).
Un ojo maravilloso
“Carlos Caicedo nos deja como legado el ojo maravilloso que tuvo para captar imágenes extraordinarias en una milésima de segundo. Para mí fue el maestro de maestros de la reportería colombiana. Tiene fotografías que son unos íconos no sólo en Colombia, sino en Latinoamérica. Nos deja una obra maravillosa de más cuatro décadas en las que captó el país. Captó la Colombia deportiva, política, cultural, el campo y la ciudad; captó la vida colombiana. Fue una persona muy humilde y nada arrogante. Una vez me dijo que no creía que su trabajo fuera tan importante, pero sin duda fue más importante de lo que nosotros pudimos haber imaginado. Afortunadamente, con el FOTOMUSEO alcanzamos a hacerle el documental ‘Carlos Caicedo la mirada silenciosa’, en el que dejamos para las generaciones futuras el legado de este maestro”. – Gilma Suárez, directora del FOTOMUSEO
Bogotá, 1973. Foto: Carlos Caicedo. (Tomada de Carlos Caicedo / homenaje. Una publicación del FOTOMUSEO).
Un gran artesano de su oficio
“Tuve la oportunidad de pasar unas horas con él retratándolo para una crónica que salió en El Malpensante. Más allá de lo evidente que es la calidad, la importancia y el compromiso que tiene su trabajo, lo que más me impactó fue el nivel de humildad con el que manejaba su grandeza; era como si la hubiera ignorado pues ante los halagos se sentía incómodo. La lección más grande que me deja es que no sólo fue un gran fotógrafo, sino un gran artesano de su oficio; alguien que se sentaba a hacer su trabajo sin esperar nada a cambio. Tenía una carga artística increíble, era muy preciso y ante todo entregado a que la apuesta que hacía en cada imagen fuera implacable. Él ha sido una gran influencia para mí. Me deja su nivel de compromiso pues no se conformaba con hacer una foto de reportería, cada disparo suyo es una obra de arte, era un momento hermoso, con una composición impecable y con precisos instantes de luz. No se conformaba con acomodarse en un solo sitio y disparar. Buscaba siempre el mejor ángulo y el que para él era el único”. – Camilo Rozo, fotógrafo de SoHo
Vuelta a Colombia entre Sibaté y Bogotá, 1973. Foto: Carlos Caicedo. (Tomada de Carlos Caicedo / homenaje. Una publicación del FOTOMUSEO).