Desde la huerta renace el liderazgo femenino
Desde la huerta renace el liderazgo femenino

Colombia

Desde la huerta renace el liderazgo femenino

En un resguardo indígena del pueblo Misak, en el departamento del Cauca, las mujeres han reivindicado su liderazgo a través de la alimentación. Desde el cuidado de semillas ancestrales, la redención del Yatul o huerta familiar, hasta la preparación de platillos tradicionales, la búsqueda por soberanía alimentaria de este pueblo se remonta al conocimiento tradicional.

Fotografías y entrevistas de Pablo David Gutierrez

Entrevistas de Programa Espiral de comunicaciones Autoridades Ancestrales Territorio Misak

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En este resguardo indígena todos comen juntos. Adultos, niños, mujeres, invitados. Se reúnen en donde queda la radio comunitaria, al aire libre, en alguna casa o en el mercado. Es el resultado del esfuerzo que han hecho las mujeres de esta comunidad para preservar la cultura a través de la alimentación, cuidando la ancestralidad de sus tradiciones para el bienestar del pueblo y la tierra.

En el municipio de Silvia, dos horas al sur de Popayán en el departamento del Cauca, el resguardo indígena Misak está rodeado de montañas verdes que enmarcan la innumerable variedad de huertas en el terreno. Aquí se cultivan fresas, cebolla, maíz, frijoles, col y plantas medicinales. Algunas huertas son comunitarias, accesibles para todos y en lugares más céntricos, otras son familiares y se ubican frente a las casas de piedra de los habitantes de la zona.

En el Cauca, casi un 80% de la población corresponde a las etnias Misak o Guambiana, y Nasa o Páez, distribuidas en seis resguardos indígenas. Su lengua es el Namtrak, y representan al 1,5% de la población indígena en Colombia.

Para la década de los 70, momento en que recuperaron algunas de sus tierras ancestrales, el pueblo Misak había sufrido una pérdida cultural, territorial y lingüística casi total. Desde entonces, se han dedicado a fortalecer y cuidar su identidad, y para 2020, las autoridades de la comunidad establecieron como consigna “recuperar la tierra y la memoria para recuperarlo todo”. Así, han realizado acciones simbólicas como establecer un monumento para uno de sus taitas, pero también a través del trabajo comunitario directamente vinculado con la alimentación.

La principal actividad de este pueblo indígena es la agrícola, y desde hace décadas se han visto afectados por factores externos como la importación de alimentos, la ganadería extensiva, la degradación del ecosistema altoandino por el uso de químicos y monocultivos, y la plantación de cultivos de uso ilícito. La falta de tierra ha llevado al pueblo Misak a migrar, y por supuesto, a enfrentar grandes desigualdades que han repercutido en el bienestar de su pueblo, como la desnutrición.

La llegada del Covid-19 golpeó a las comunidades indígenas del país. Entre el encierro y la falta de ayuda estatal, las mujeres Misak se vieron obligadas a encontrar soluciones basadas en sus conocimientos ancestrales. Así, el Yatul —como le llaman a las huertas familiares— una tradición casi abandonada, volvió a cobrar fuerza.

Dale clic a este video para ver el cultivo de maíz en el resguardo

El rol de las mujeres y su relación con el Yatul es una tradición milenaria para el pueblo Misak, una fuente de sustento y de conservación de los saberes. Más que una huerta, las siembras son un espacio integral de conexión con los espíritus y el cosmos, prácticas fundamentales concebidas desde la construcción de la casa. En la cotidianidad, las huertas funcionan como despensas naturales para las familias.

A diario, las mujeres trabajan en el Yatul para cuidar el sustento de la familia y la comunidad, y les enseñan a sus hijos e hijas a cuidar de los productos naturales que les da la tierra. Ellas acompañan todo el proceso de alimentación, desde que se siembran las semillas, hasta la cocina y el intercambio de los productos.

En los Yatul y huertas de esta comunidad, las mujeres se han empeñado en cuidar las semillas orgánicas y conservar las aproximadamente 54 especies de plantas que tienen los Misak. Desde el inicio de la pandemia, han fortalecido esta forma ancestral de producir y cuidar los alimentos, para asegurar la soberanía alimentaria de su pueblo y la unión alrededor de la comida.

Sumado a esto, dentro de las comunidades Misak en los distintos resguardos de la zona practican el trueque. Esta práctica ancestral les permite aprovechar los distintos climas de las zonas y la siembra de variedad de productos, con el fin de que los mismos pueblos indígenas sean los beneficiarios de esta labor.

Es a través del cultivo de plantas propias, y del trueque, que esta comunidad se rebela frente a la comida del “exterior”, la enlatada, la congelada, la de producción y consumo rápido que desconoce los ritmos naturales.
PLATO FUERTE

El siguiente texto y entrevistas fueron realizados por el Programa Espiral de comunicaciones Autoridades Ancestrales Territorio Misak, en el que representantes de la comunidad comparten sus reflexiones alrededor de la comida, la rebeldía y la soberanía.

Diana Jembuel, comunicadora y periodista del pueblo Misak, nos habla sobre la soberanía alimentaria, la rebeldía y el poder de la alimentación en su cultura

Desde los Andes, las hijas del agua, la palabra y los sueños dan a conocer una parte de su identidad ancestral como pueblo Misak.

El pueblo Misak tiene su vestido propio, su idioma propio, su cosmovisión propia que está en constante relación con la naturaleza, de ahí una parte de la raíz de origen de la Mujer Misak.

Las mujeres Misak, desde su identidad y cuidar el territorio como su pueblo, han vivido muchos silencios para que hoy la nueva generación retome con mucho valor hablar, liderar, orientar, cuidar y proteger.

Mama Agustina Tonovalá es partera desde que tiene 18 años. Hoy, con 42 años de experiencia, ha sido testigo de los cambios en la alimentación de su comunidad y cómo impacta en particular a las mujeres.

Dale clic a este video para ver la entrevista a Mama Agustina

Las mujeres Misak son las que reciben las enseñanzas y orientaciones de sus abuelas para que la semilla vaya pasando de generación a generación y que la identidad se pueda mantener viva. Todas aprenden como matriz a saber equilibrar la vida, los espacios, el saber ancestral y el mundo espiritual.

Mama Luz Dary Aranda Morales es considerada una Autoridad Ancestral y es una de las lideresas de la comunidad en su papel como Gobernadora.

“Me ha parecido importante que las mujeres de alguna manera empecemos a ganar estos espacios, a empoderarnos de espacios donde se toman decisiones como es en el cabildo y muchos otros espacios más donde de alguna manera las mujeres estamos empezando a ocupar cargos, en la alcaldía en los diferentes programas. Yo pienso que ser rebelde es no estar de acuerdo con un sistema, y en este caso es el sistema en que nos encontramos”.

Dale clic a este video para ver la entrevista a Mama Luz Dary

Mama Ximena Hurtado, quien actualmente coordina el hospital Mama Dominga, dice que hay un gran motivo para seguir fortaleciendo el proceso que lleva su pueblo:

“Lo que me motivó fue buscar un cambio en la comunidad, un cambio a favor de nuestra resistencia, un cambio no a favor de algo externo si no para fortalecer lo propio, revitalizar lo propio”.

El pilar de la vida para la mujer Misak es su huerta casera o el Yatul, que es lo que logra mantener en armonía y equilibrio con su cuerpo, territorio y familia. En su espacio de Yatul siembra, cuida y cosecha plantas frías y calientes que logran calmar el cuerpo del ser Misak para que pueda pervivir en el tiempo y espacio.

“Una propuesta alimentaria en el caso del pueblo Misak es el pare sӨtӨ, que significa en Namtrik tener alimento para la comunidad. Pare sӨtӨ es ejercido por la comunidad desde su huerta y se encarga del bienestar de toda la familia y como este Yatul o esta huerta familiar fortalece los valores y la identidad de los niños. Es ahí donde las mujeres Misak enseñamos muchos valores de querer y amar nuestra tierra y es el contacto que tenemos desde niños con esa madre física, esa Mama Misak, esa madre tierra”, explica Mama Ximena Hurtado.

Dale clic a este video para ver la entrevista a Mama Ximena

En su respirar, escuchar, caminar, conocer, interactuar y fortalecer, la mujer Misak tiene muy claro que los tiempos avanzan y llegan grandes cambios. Uno de ellos es el de no callar, el de hablar, poner su voz para todo un pueblo, donde sea respetada desde su pensar y sentir.

El Yatul-huerta casera es un pilar fundamental para la mujer Misak, como lo es su palabra. Como dicen las Mayoras: “cuando uno habla siembra y cosecha un liderazgo”.
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En el Yatul, el maíz se cultiva junto al frijol, así la planta de frijol usa a la de maíz para sostenerse mientras crece como enredadera. Esta es una muestra de cómo todos los cultivos en el Yatul son complementarios.
La col es un vegetal utilizado tradicionalmente por los Misak. En lengua es llamado Møn y funciona como un reemplazo de la carne en ciertos platillos, llamado “carne verde”. Además, es valorado por las comunidades por sus muchas vitaminas y hierro, y utilizado como planta medicinal para el dolor de oído.
Actualmente, el 95% de los Misak hablan su lengua materna, el Namtrik, que pertenece a la familia lingüística Chibcha.

Pablo David Gutiérrez

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