¿Y el debate periodístico cuándo?

Con el escándalo Ferro quedó claro que desde el Ministerio de Defensa llamaron a la Organización Ardila Lulle para comentar las investigaciones de la FM y les recordaron también las labores que la policía tanto hace por ese conglomerado en el Cauca. Aquí algunas reflexiones sobre la censura y la propiedad de medios, que como siempre, escapa del debate público.

por

María Paula Martínez


24.02.2016

Imagen: Portada Revista Semana 21 al 28 de febrero 2016

La entrevista de Daniel Coronell a Vicky Dávila inauguró una nueva semana de debate sobre el triángulo incómodo del poder, la intimidad y el interés público. Fue publicada en la última edición de la Revista Semana, que ya es un ejemplar de colección: titulada PoliGaYTe, tiene un montaje de Palomino, Dávila, Ferro y el procurador Ordoñez sobre unas cintas de rollo de película de 35mm atrás. Adentro está la entrevista en la Vicky dice que el presidente pidió su cabeza y la caricatura escrita de Daniel Samper Ospina con una queja por la falta de moteles con parqueaderos privados en el país.

Que desde Presidencia o de los ministerios llamen a los directivos (no a los periodistas directamente implicados) para decidir sobre los contenidos periodísticos es una práctica básica de censura y presión de los intereses económicos de la empresa sobre el interés público de la información

A este ejercicio caliente con tintes de tragicomedia y argumentos moralistas le hace falta un análisis frío sobre censura y libertad de expresión. A la Fiscalía le corresponde investigar la red de prostitución y los homicidios asociados, y al periodismo, hacer un debate sobre la censura, la presión y la libertad de expresión. En entrevista con Julio Sánchez Cristo en WRadio, el presidente Santos se refirió al episodio de las llamadas desde el Ministerio de Defensa a los directivos de la Organización Ardila Lulle diciendo que es normal dentro del proceso periodístico de verificación y de contrastación. Pero no lo es. En Colombia parece una práctica habitual, lo que no la hace normal. Como tampoco lo es el envío de almendras tricolor a la periodista Vicky Dávila. Que desde Presidencia o de los ministerios llamen a los directivos (no a los periodistas directamente implicados) para decidir sobre los contenidos periodísticos es una práctica básica de censura y presión de los intereses económicos de la empresa sobre el interés público de la información. Es anormal también que los periodistas que han intentado indagar este tema de corrupción y abuso sexual en la Policía sean silenciados. Vía chuzadas, vía obstáculo para su investigación, o vía despido. Antes de Vicky, ya lo habían intentado Enrique Tapias de Noticias Uno y Alejandra Rodríguez y Diana Henao de Séptimo día, Claudia Palacios y Edgar Artunduaga.

Publicado el video, es muy fácil hacer aseveraciones y pensar en otras formas de tratarlo. Lo que queda claro hoy es que no se trata de una pieza suelta malintencionada para dañar a la familia de un funcionario, sino que es tan solo una parte de un rompecabezas complejo que aún no termina de armarse. Ahora queda preguntarse cuál medio de información, a pesar de las obvias advertencias, se le mide a la tarea de seguir investigando todas las denuncias de este caso.

Las opciones son pocas, porque la mayoría de medios de este país le pertenecen a ese y a otros conglomerados económicos cercanos al poder, con intereses en otros muchos campos y que inciden constantemente en la agenda periodística sin que Twitter ni nadie se muestre indignado.

COMPARTIR ARTÍCULO
Compartir en Facebook Compartir en LinkedIn Tweet Enviar por WhatsApp Enviar por WhatsApp Enviar por email
  • Ojalá lo lean
    (2)
  • Maravilloso
    (0)
  • KK
    (1)
  • Revelador
    (0)
  • Ni fú ni fá
    (0)
  • Merece MEME
    (0)

Relacionados

#ElNiusléterDe070 📬