Pintados en la pared

Pese a que en muchos países el cómic tiene la estatura de la literatura, en Colombia sigue siendo visto como un género marginal. En una sesión de dibujo en vivo, historietistas de Perú, Argentina y Colombia opinaron sobre las tiras cómicas en nuestro continente.

por

cerosetenta


15.09.2011

Historietistas de varios países de Latinoamérica se dieron cita en El Parche, una galería alternativa en el centro de Bogotá, con el propósito, literal, de rayar las paredes. El encuentro fue propiciado por el Festival Entreñetas, el único encuentro internacional en Colombia de este género que mezcla las palabras con la ilustración.

La argentina Clara Lagos, una de las pocas mujeres en este género (en Colombia tenemos a Power Paola) y autora de Clarisimos días, explica que desde muy niña leía historietas. «Me vine a dar cuenta de que la mayoría de los historietistas eran hombres ya cuando había empezado a dibujar». Lagos no cree que la experiencia de crear o leer un comic sea diferente para un hombre o una mujer. «Me parece que desdramatizarlo está bien, para poder acercar las historietas al público femenino,” dijo.

Armado de un pincel y tinta negra, Renso Gonzáles, historietista y el cerebro detrás de la Revista Carboncito de Perú, llenó también los espacios blancos de las paredes con dibujos. “Yo me baso en lo que particularmente me atrae a simple vista de lo que me rodea”, dice. “Me gusta tantear la realidad”.  Daniel Jiménez Quiroz, director de Entreviñetas y editor de la Revista Larva, explica que en Perú se está dando un fenómeno interesante con la historieta que la aleja de la idea que tiene la mayoría de la gente sobre los cómics:  “allá los historietistas están haciendo denuncias políticas y sociales. Se podría hablar de crónica periodística desde el cómic.”

Otro responsable de los rayones en las paredes de El Parche fue M.A. Noreña, un punto de referencia para el cómic nacional. Este paisa lleva ya más de 20 años publicando cómics y fanzines (pequeñas publicaciones de poco tiraje) de manera independiente, pero que gozan de un público que los sigue, como un pequeño culto.  Noreña es uno de los creadores de la gacetilla Robot, que va por su número 96. “Ese número es sin duda un hito, y Noreña es clave en ese proceso”, afirma Jiménez.

Mientras en otros países como Francia o Estados Unidos, la historieta goza de un buen nombre y un mercado respetable, publicar cómics en Colombia es un verdadero acto de heroismo. En nuestro país, la Ley del Libro (1993), excluyó a la historieta de la categoría de publicación cultural y la puso del lado de otras publicaciones como las revistas de pornografía. “La ley del libro fragmentó  el crecimiento de la historieta, pero no acabó con ella”, afirma Daniel Jiménez.  “Por fortuna todavía hay autores que encuentran en el cómic su medio de expresión”

En el momento no hay iniciativas para reformar la ley.

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