Homenaje a Álvaro Robayo

Las séptimas Jornadas Filológicas de Colombia tendrán como invitado de honor al literato que se imaginó el ideal de hombre de Homero. Estarán dedicadas al hombre que reflexionó sobre el viaje de regreso a casa de Ulises, estarán dedicadas a Álvaro Robayo.

por

cerosetenta


28.08.2015

Cuenta Homero que pasaron veinte años antes de que Ulises regresara a Ítaca. Que los feacios lo embarcaron en la más veloz de sus naves y que al llegar a su patria fue convertido en mendigo por la diosa Atenea para ponerlo a salvo de sus enemigos. Que una turba de pretendientes abusivos hacía fila para casarse con su esposa Penélope, que ella había prometido elegir alguno cuando terminara de tejer un sudario para su suegro y que como solo podía amar a Ulises, destejía de noche lo que tejía de día. Si Álvaro Robayo –filósofo, literato y profesor de la Universidad de Los Andes por más de treinta años– hubiera podido vivir una de las aventuras de la Odisea, habría querido volver a Ítaca y recuperar el amor de Penélope.

Robayo es bogotano y su segundo apellido es Alonso. No le gustan las disonancias de la música contemporánea y jamás canta en la ducha porque le da jartera oírse tan mal. Estudió en Oxford y en París, fue director del Departamento de Humanidades de la Universidad de los Andes y dedicó su producción académica a la literatura griega, a la Odisea y a las tragedias de Aristófanes. Le gusta Flaubert, los poemas de San Juan de la Cruz y los dramas de Shakespeare.

Es un hombre enamorado de su familia. Su esposa y su hijo son su mayor orgullo. Tal vez por eso, de todas la doncellas de la Ilíada se habría casado con Andrómaca, la viuda de Héctor, la madre modelo y el símbolo del amor conyugal. Tiene un premio de la Fundación Mazda por su investigación en temas clásicos y medievales, es el autor del libro La reflexión sobre la vida en la Odisea de Homero y el protagonista de las VII Jornadas filológicas que este año serán en su honor.

Dirigí el Departamento de Humanidades en una época tan antigua que los perros aún hablaban

 

El profesor

– Dirigí el Departamento de Humanidades en una época tan antigua que los perros aún hablaban.

Fue en realidad entre 1979 y 1981 al mismo tiempo que el ensayista y político colombiano, Germán Arciniegas, ejercía como decano de la facultad. Sin embargo, la vida de Robayo en Los Andes comenzó cuando ingresó como estudiante de Filosofía y Letras y terminó más de treinta años después. “Yo la verdad no recuerdo, me fui en el 2002, creo”.  Pero cree mal. Se despidió como profesor de planta en 2004 y como profesor de cátedra cinco años más tarde.

Estudió filosofía en la misma universidad y tan pronto terminó la carrera se convirtió en profesor. “Apenas me estaba graduando me dijeron: usted empieza a enseñar aquí”, recuerda. Le asignaron la cátedra «Cultura griega» y a medida que preparaba sus clases iba apasionándose más y más por lo que luego sería su especialidad. «Lógica», «Novela francesa» e «Historia del arte griego» también se contaron entre sus cátedras.

 

RobayoImagen

 

El libro

– La publicación que más me enorgullece es, sin duda alguna, el libro sobre la Odisea. Hago una reflexión sobre la vida. Sobre lo que Homero cree que debe tener un hombre para ser un hombre completo, un hombre bueno.

 

La primera vez que alguien le habló de escribir un libro, Robayo dictaba un seminario de épica griega. Sus reflexiones sobre la Odisea se hicieron cada vez más profundas y a través de ellas llegó a un análisis totalmente original: el ideal de un hombre para Homero. “Fue el monitor del curso. Me dijo: profesor, usted tiene que escribir eso que dice en clase, es maravilloso”.

Para el siguiente semestre había grabado todas las sesiones y tenía cada una de sus ideas en casetes. “No los oí –confiesa–, pero años más tarde, cuando sentí que había madurado el material, los puse y comencé a escribir. Es que la Odisea es un poema a la vida”.

 

La clase

– En el curso de cultura griega había un componente de teatro. Se me ocurrió que para estimular a los alumnos teníamos que montar una tragedia.

 

Como no sabía mucho del tema, Álvaro buscó al director Rolf Abderhalden, fundador de Mapa Teatro. “Es una persona muy pesada en su campo. Con una sensibilidad increíble”, dice. La obra escogida fue Edipo Rey y los ensayos fueron siempre los sábados por la mañana.

El estreno fue en el espacio ubicado frente a la rectoría de la universidad, la escenografía un solo letrero que colgaba y sentenciaba en griego: Edipus Tyranus, y el vestuario trajes de fique y carnauba. Quien encarnaba a Edipo resultó ser un actor innato y el montaje un éxito rotundo. “Vi lágrimas en las caras de mis estudiantes. Vi tanta emoción que la gente tenía lágrimas en los ojos. Fue muy satisfactorio”, recuerda Robayo.

 

El homenaje

Entre el 2 y el 4 de septiembre, la Universidad de Los Andes, la Universidad de La Sabana y la Universidad Nacional de Colombia organizan las VII Jornadas filológicas. Contarán con ponentes como Emiliano Buls de Buenos aires, José Molina Ayala de México y Francisco Lisi Beretebide de Madrid. Se hicieron por primera vez en el año 2003 y siempre han estado dedicadas al trabajo de algún filólogo o literato destacado. El turno este año, es para Álvaro Robayo Alonso.

 

¿Dónde? y ¿Cuándo?

El miércoles 2 de septiembre, de 8:30 a. m. a 4 p. m. en el Instituto Caro y Cuervo, el jueves 3 de septiembre de 8:30 a. m. a 5:30 p. m. en la Academia colombiana de la lengua, y el viernes 4 de septiembre de 8:30 a. m. a 6 p. m. en el edificio Mario Laserna de la Universidad de Los Andes. Mas información acá.

 

 

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